Por Carlos Saavedra

Kevin Icardi, el gran acusado en la Fórmula Renault 2.0; su descomunal error en Potrero de los Funes, al sacar de carrera y arruinar el campeonato a Franco Vivian lo ha mandado a la "parrilla". Para colmo, oh!, el beneficiado fue justo, su compañero en el equipo Plan Rombo alistado por los Werner, Nicolás Trosset, el sobrino del bicampeón de TC 2000, Norberto Fontana...

El "deporte" por estas horas es: "hay que pegarle a Icardi". Desde el mismo presidente del TC 2000 que rotuló de "criminal" el proceder del pibe, y luego se ha metido en terrenos resbaladizos cuando atribuyó lo sucedido a "la falta de valores y el descontrol" que se ve a diario en la sociedad; pasando por una parte de la prensa que, en algunos casos, guarda vínculos comerciales o los quisiera guardar, con empresas automotrices, y por ende sus críticas tambalean, también pilotos de jerarquía como Gabriel Furlan (también dueño del GF Racing que compite en la Renault 2.0) que, con la filosa lengua que no lo abandona ha dicho cuando VisiónAuto le tiró: "a Icardi se le pudo patinar el pie del freno"; "No a Icardi se le patinó el cerebro; lo que pasó fue una verguenza", lanzó.

El ganador en el TC 2000 en Potrero, Matías Rossi también lo puso
en la mira a Icardi; mas cauto como manda su manual, si bien
crítico, Guillermo Ortelli también censuró el episodio. Y por el lado de Renault Argentina, ha tratado de zafar de la incómoda situación generada porque el equipo de Trosset-Icardi se llama "Plan Rombo". Han dicho desde la terminal que su presencia con los colores tradicionales, negro y amarillo, sólo pretendió jerarquizar a la categoría, y en modo alguno institucionalizó su presencia, uf!.

"Queremos la cabeza de Icardi", parecen clamar algunos; entre otros un sector del periodismo que con insual virulencia y rapidez, en caliente, lo ha "crucificado" de una. Y cuidado no se trata de atenuar el bochorno originado por Icardi, sólo se trata en este ambiente del automovilismo, donde abundan las hipocresías y los intereses, de al menos dar al pibe el "legítimo derecho a la defensa". Así, una vez analizado en profundidad, investigado sin ataduras que permitan dilucidar si alguien lo mandó a pegarle a Vivian por ejemplo, determinar la sanción que debe recibir.

Es fácil ensañarse con el chico; la boca de dirigentes, pilotos, periodistas, algunos que sólo vieron lo sucedido por la tele, se desborda de ácidas críticas. Vale la pena preguntarse, porque estos mismos actores, no disparan con idéntica virulencia sus cuestionamientos, cuando quien los origina por ej., puede ser el presidente de la ACTC, Oscar Aventin; su par del TC 2000, Pablo Peón, el salteño del Top Race, Alejandro Urtubey y hasta el histórico del Turismo Nacional, Hugo Paoletti.

No es la primera, ni será la última; hay que reiterar, lo de Icardi fue una actitud vergonzosa, repudiable desde todo punto de vista y sin justificativos, los que Kevin ha intentado poner sobre la mesa en un comunicado. En ese texto, pide "disculpas por los problemas que pude ocasionar" , y argumenta después que desde la vuelta inicial de la carrera, Vivian "frenaba excesivamente en toda la zona de trepada, giraba 1s mas lento". Por eso según el, lo alcanzó enseguida. Y cuando se refiere al golpe a Franco, sostiene "en último giro, en el momento de frenar en la trepada, donde anteriormente había superado a Girolami, ví un claro lugar e intenté hacer la misma maniobra. Vivian cuidó su posición por demás y me dejó sin lugar. No hubo intención alguna".

Pretende apuntalar mas su óptica de los hechos cuando menciona que los Comisarios Deportivos lo citaron, y al escuchar su explicación, dijo, coincidieron en que no hubo intencionalidad, "concordaron en que sino hubiera sido la última carrera del año, con definición de campeonato incluída, no pasaba de ser un toque de carrera".

En esta última consideración, porque no, se puede coincidir. Y no porque sea irreprochable el argumento; sino porque en el automovilismo nacional como en otros deportes, y en tantos aspectos de la voluptuosa vida diaria de los argentinos, muchas decisiones dependen del contexto, de los intereses en pugna, y de los nombres involucrados y su peso específico. Cuando en realidad, deberían adoptarse alejadas de la inmediatez y obviando de quien se tratara. Ahora, si al que hay que pegarle es a un pibe o alguien con peso light, muchos hacen fila. Ahora si al que hay que "atender" es por caso, el supremo de Morón, o de Francisco Alvarez como mas prefieras, huyen despavoridos...

Foto AIF
07-12-2010