¿DESPISTADOS?

Por el equipo de visionauto

Hace muchísimos años, cuando el mundo no estaba globalizado, la información no circulaba tan fácilmente y no era nada sencillo saber qué pasaba más allá de las fronteras, un piloto argentino que probaba suerte en Europa hacía circular, cada tanto, partes de prensa de carreras en las que había tenido destacadas actuaciones pero que, infortunadamente, nunca se habían disputado… detalle que la inmensa mayoría no llegaba a descubrir dadas las condiciones descriptas en el arranque.

La abundancia de conexiones en la actualidad nos permite hoy, por el contrario, chequear de una manera relativamente sencilla en la información de la que disponemos en cuanto a resultados y clasificaciones. Por eso sorprendió lo sucedido este fin de semana en ocasión de la valerosa participación de los pilotos argentinos en las 24 Horas de Nurburgring, una carrera bizarra de fantástico atractivo que concitó más de 200 autos en línea de partida.

Llegó a leerse en los medios “¡Histórico 1-2 en Nurburgring!”, y aunque el parte de prensa distribuido no fue tan audaz, al menos resultó equívoco. Luego de destacar la victoria de Oscar Fineschi, Juan José Garriz, Juan Cusano y Sergio Rodríguez en la clase SP4 en la que competían con un BMW (foto), la información distribuida aseguraba que “en el segundo lugar quedó el otro BMW de (Rubén) Salerno, (Omar) El Bacha, (Jorge) Cersósimo y (Gastón) Ricardo que, a pesar de haber roto el motor a tres horas del final, se ubicaron segundos en su clase” (la negrita es nuestra).

Gracias a Internet, cualquier hijo de vecino fanático del automovilismo pudo ver la totalidad de las 24 Horas con el streaming provisto por la organización, lo mismo que los resultados al instante. Y los resultados que todavía se pueden consultar marcan que en la clase SP4 solo uno de los tres participantes fue clasificado al final. Uno solo: el BMW nº 129 de Fineschi y Cía. Al auto nº 130 de Salerno y sus compañeros se lo da como no clasificado (abandonado) transcurridas 18 horas y 43 minutos de competencia, es decir, más de cinco horas antes de la llegada, no tres horas como dice el parte.

Con un solo clasificado –la conclusión es inmediata- no puede haber primero y segundo o 1-2, como se ha declamado. Por más ganas que tengamos de que a los muchachos les vaya bien, mejor o superlativamente.

En esa clase SP4, el tercer participante fue el Mercedes Benz 190 Evo 2 nº 131 que apenas duró una hora y 12 minutos en carrera, alcanzando a completar 7 vueltas; una de ellas, en todo caso, fue el record de la clase, más de 20 segundos más veloz que las que dieron los autos piloteados por los argentinos.

Otros datos rescatables de la clasificación: el BMW nº 129 ganador en su clase fue 96º en la general, a 40 vueltas (unos mil kilómetros) del vencedor de la general, el BMW M3 GT2 de Jörg, Muller, Augusto Farfus, Uwe Alzen y Pedro Lamy; y el BMW diesel nº 190 de José Visir, Juan Manuel Balbiani, Gustavo Fontana y Adrián Santos, que fue segundo en su clase, la D3T (en la que había cuatro coches anotados), terminó 116º en la general, a 63 vueltas de los ganadores.

Estas acotaciones no empañan en nada la labor realizada por los pilotos en un circuito sumamente exigente, consiguiendo llegar a la bandera a cuadros. Y tampoco es un deshonor no haber podido cumplir con el objetivo. Por eso sorprende que no hayan sido tenidas en cuenta y distribuidas también. En la era de Internet, Twitter, Facebook y visionauto es cada vez más difícil tomarle el pelo a la gente.